La Fuga

Corto documental sobre masculinidad y poder en las cárceles de México.

Este proyecto se llevó a cabo a través de la colaboración entre el colectivo Non Gratos y Nosotrxs Producciones, dos proyectos artísticos autogestivos que buscan establecer un diálogo entre sectores de la sociedad que se encuentran en la periferia del sistema del pensamiento hegemónico. En este caso se trabajó con población privada de su libertad utilizando teorías feministas. El proyecto consistió en analizar la percepción del género masculino dentro del Reclusorio Oriente de la Ciudad de México como metáfora de un mundo donde se exacerban y potencializan las relaciones de poder a partir de la  figura del macho. Los ejes transversales del proyecto integraron las disciplinas de los feminismos, los derechos humanos, los medios audiovisuales y el teatro. 

El proyecto sentó sus bases a partir de un proceso educativo que contó con la asesoría y  participación de especialistas en el medio. A través de entrevistas y talleres in situ se indagó en qué consiste ser un "hombre". Este proceso fue documentado por Kani Lapuerta y los talleres fueron facilitados por Marco Guagnelli. Del resultado de estas prácticas surgió un ensayo documental en el que se plasman las diferentes microviolencias que manifiestan la relación entre poder y masculinidad.  Este ensayo documental fue el punto de partida para desarrollar una dramaturgia escénica en la que Marco se hundió en lo profundo de una serie de imágenes sobre las percepciones estereotípicas de la masculinidad. En la pantalla se proyectó el documental y Marco realizó una revisión de sus posturas para deconstruirlas, asimilarlas y encarnar el lugar en el que se encuentran. Los movimientos y la necesidad de representar los roles de poder llevaron al exceso y saturación de símbolos con la finalidad de definir qué significa ser hombre.

Dentro del Reclusorio hay una frase que todos repiten: “si no eres cabrón, la cárcel te come”. En este dicho se puede ejemplificar un sistema que no está enfocado en otorgar herramientas para una efectiva reinserción del individuo a la sociedad, sino de insertarlo en un esquema de castigo que reconfigura su pensamiento en un ambiente hostil, que no es otra cosa que la exacerbación de la violencia sistemática que se vive en México. Esta violencia encuentra un espacio ideal para germinar dentro de la cárcel gracias a que la autoridad no está ahí para educar, sino reprimir y  burocratizar su reinserción en un esquema corrupto. Gracias a ello hay una serie de factores para que las personas antisociales maximicen sus estándares de comportamiento. Dentro de estos patrones de conducta existen algunos que dominan sobre otros. “La Fuga” buscó estudiar el fenómeno de la concepción de género en su relación con el poder y  cómo se convierte en una herramienta de supervivencia y de dominación dentro de un contexto violento.